Las alergias ocupacionales constituyen un problema importante de 
salud pública, con graves consecuencias para la calidad de vida de las 
personas afectadas y con gran repercusión económica para la sociedad, 
debido a la pérdida de productividad de los trabajadores enfermos y a 
los gastos derivados de su asistencia sanitaria.
Se han identificado cientos de sustancias que pueden producir alergia
 en el medio laboral, y además cada año se descubren nuevos agentes 
responsables. Aunque las profesiones en las que con mayor frecuencia 
ocurre son las de aquellos sectores que están más en contacto con 
productos químicos (peluquería, cuidado de la salud, alimentación y 
restauración, urbanización y construcción), cualquier trabajador está 
expuesto a desarrollar alergia a un agente o sustancia presente en el 
ambiente de trabajo, con las consecuencias que ello puede acarrear para 
su salud y para su capacidad de trabajo. Se calcula que el 15 % de los 
casos de asma en los adultos puede estar causado directa o 
indirectamente por sustancias presentes en el medio laboral, y que la 
dermatitis alérgica de contacto puede aparecer hasta en un 10 % de los 
trabajadores que manipulan productos químicos en su trabajo.
Además, es fundamental tener presente que, puesto que el desarrollo 
de síntomas de alergia puede ocurrir ante cantidades muy pequeñas del 
agente sensibilizante, se puede padecer este problema aún cuando en la 
empresa se cumplan escrupulosamente todas las medidas de higiene 
ambiental que exige la normativa de seguridad en el trabajo, ya que esta
 normativa está concebida para controlar y evitar los niveles tóxicos o 
irritantes de las sustancias, sin tener necesariamente en cuenta la 
posibilidad de una excesiva y anómala sensibilidad individual.
Muchas de estas alergias ocupacionales están consideradas 
enfermedades profesionales por nuestro sistema de Seguridad Social, el 
cual, de esta forma, otorga una especial protección a las personas que 
las padecen. Sin embargo, lamentablemente, muchas de ellas están 
infradiagnosticadas, y escapan al conocimiento de los servicios 
asistenciales.
El abordaje adecuado de estas enfermedades requiere un enfoque 
multidisciplinar en el que se impliquen profesionales del ámbito 
asistencial y del ámbito de la protección social. Las repercusiones que 
tiene para el enfermo el padecimiento de una enfermedad alérgica 
ocupacional no se limitan a las exclusivamente clínicas, pues afectan a 
su capacidad para el desempeño de su trabajo y a su adecuada integración
 en el mismo, requiriéndose con frecuencia poner en marcha los distintos
 mecanismos de protección social previstos para estas situaciones.
El objetivo de este curso, dirigido por las Dras. Mª José Torres Jaén y Ana Gómez Álvarez y el Dr. José Luis de la Fuente Madero, es proporcionar a los alumnos un 
conocimiento amplio de las enfermedades alérgicas ocupacionales, que 
facilite un abordaje integral de las mismas, propiciando y facilitando 
la implicación y coordinación adecuada de los distintos agentes con 
competencias en estas situaciones.
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